Beata Isabel Remuiñán Carraceo

" Beata Isabel Remuiñán Carraceo"

La Hna Isabel Remuiñán nació el 17 de junio de 1876 en Seavia de Coristanco, localidad de Amboade (La Coruña). Era hija legítima de Francisco Remiñán y Pilar Carracedo. Fue bautizada el 18 de junio de 1876 recibiendo el nombre de María del Consuelo. Pertenecía a una familia de labradores de posición desahogada, católicos practicantes. Varios familiares y parientes próximos siguieron la vocación a la vida religiosa.

"Persona de carácter, de constancia, de energía y decidida, sabe dejar la casa paterna e ir a Santiago a estudiar y prepararse para religiosa" (carta de su pariente Don Antonio Carracedo Viña, párroco de Sofán).


María del Consuelo recibió la confirmación como era preceptivo para iniciar la vida religiosa, y el 19 de noviembre de 1905 vistió el hábito en el noviciado de la Casa Generalicia cambiando su nombre por Hna. Isabel. Emitió su profesión temporal el 12 de diciembre de 1907 y la perpetua el 15 de diciembre de 1912 también en la Casa Generalicia.


El Señor la probó en sus últimos años con una enfermedad, por lo que fue preciso que pasara a la enfermería de la Comunidad, y fue entonces el momento en que se vio más patente su humildad y su espíritu de sacrificio. Se sabía que se hallaba enferma, pero no por lo que se quejara (nunca se la oyó lamentarse), sino por lo que en ella se veía. En marzo de 1936 ingresó en el Hospital de la V.O.T., ocupando la cama 2 en la sala Mártires, con el diagnóstico de Lupus tuberculoso en la cara.


Ante los disturbios políticos y revolucionarios que conmueven Madrid, se cree podrá permanecer como una enferma más en el hospital de la V.OT., pero de allí tiene que salir con las otras religiosas refugiándose en un piso que los Superiores habían dispuesto en la calle Arenal. Permanece allí algún tiempo, pero los registros se suceden y creyendo estar mejor defendida en el hospital se encamina hacia él; las turbas la reconocen, se adueñan de ella; según unos muere apedreada, aunque hay quien afirma que su cuerpo fue brutalmente destrozado atado parte a un camión y parte a otro.


Su cadáver apareció días después de su martirio en el kilómetro 5 de la carretera de Perales del Río.

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